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Ensamblados

Vivir con menos no significa vivir sin diseño. El verdadero sentido de las piezas entre lo abstracto con sus texturas formando nuevas sensaciones y lo puro lleno de colores, tonos, saturación encontramos un propósito e intencionalidad que obliga a conocer a partir de los ojos el entorno, sus contrastes y cambios siendo una aparición de lo interno hacia lo externo.

Explorando en su sentido más literal la naturaleza y sus texturas la obra sem·pi·ter·nal denota un concepto de tiempo eterno que nunca llega a suceder en el acto, siendo su belleza lo que perdura en la presencia. La creación pura revela sentimientos atrapados, como el infinito viaje que excede la vivencia, siendo así una traducción de los sentidos que ante el exceso se impregna en la creación.

La particularidad de cada obra mantiene un pasaje del tiempo. En la quietud de la habitación encontramos emanaciones de una memoria que cambia —como alquimia— dependiendo el espectador, siendo un proceso mágico que busca adorar lo ordinario y sencillo de vida sin perder por ello su grandeza.

El romanticismo yace sutilmente en las curvas formadas por el juego de la luz que hace crecer o empequeñecer el objeto y su sombra, siendo como pequeñas marcas que realzan la existencia del orden dentro del caos moderno del material, como el poema que desea estar en el eterno silencio de la pieza.

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